domingo, 12 de octubre de 2014

¿Estelas de condensación o fumigación?



Inmersos en la vorágine cotidiana, preocupados por llegar a fin de mes, muchas veces cansados de luchar contra imposibles en el día a día, hemos olvidado hacer algo que para nuestros ancestros era cotidiano, a la vez que revelador.  Cansados, luego de un fatigado día de trabajo, de aguantar el tránsito en las calles y dejar uñas y dientes para ahorrar dinero en las compras, hemos perdido una costumbre que quizás nos pudieran dar las explicaciones a muchos males que padecemos y para los que no encontramos respuestas.
¿Me van a negar que de un tiempo a esta parte no están más cansados de lo normal?  ¿Qué algunos no han alcanzado alergias, vértigo, extraños zumbidos en los oídos, un sueño ininterrumpido y casi incontrolable?  Imagino que en este momento muchos estarán asintiendo con la cabeza al leer estas líneas, y también sintiendo alivio al saber que no son los únicos a los que les ocurre esto.
Pues tal vez las respuestas a estas dolencias, llamadas virus, stress, alergias o ansiedad las encontremos mirando al cielo y a esas extrañas estelas que lo pueblan.  Estelas de condensación de los aviones, las de toda la vida, las que hemos visto desde pequeños, dicen algunos.  Pues no es así.  Son extrañas estelas dejadas por aviones sin identificar, y cargadas con productos tóxicos con los que nos están fumigando, dicen otros.  Y por supuesto yo no sé qué creer.  Porque si bien es cierto que el número de aviones comerciales que nos sobrevuelan ha aumentado muchísimo durante la última década, también es verdad que hay estelas que dibujan, desde mis pocos conocimientos aeronáuticos, trazadas casi imposibles, y más para un vuelo comercial cargado de pasajeros.
Pensando en todo esto  no se me pasó por alto una frase:  “Sobramos muchos en este pequeño planeta azul”, así que quizás esa pueda ser una de las explicaciones a esas extrañas estelas que se dibujan en nuestro cielo, quizás sea verdad que han encontrado la forma,  primero de atontarnos, y posteriormente ir cayendo uno a uno como moscas en silencio y sin protestar, como el buen rebaño que somos.  Y quizás esté llegando el momento que mirando el cielo digamos basta, y le hagamos saber a esos cuatro de siempre, a esa élite que se arroga todos los derechos sobre nosotros y nuestras vidas, que algunos de nosotros somos ovejas, si, pero negras.  De esas que no cesan en su empeño de encontrar lo que buscan: la verdad.
Comencemos a mirar al cielo y a plantearnos que ocurre con esas estelas de condensación, esas estelas químicas, esas extrañas  líneas que vemos en nuestro cielo de repente. Dude, no se quede con la información que le dan los grandes medios de comunicación al respecto.  No acepte manso la información que llega hasta Usted sin analizarla.    Hasta la próxima.  SuperFeRaD


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