Ya antes de este hallazgo, Piri Reis gozaba en Turquía de gran fama como cartógrafo, al conservarse hasta 215 mapas firmados por él, junto con un escrito marginal en que el propio autor los comenta. En cuanto a los primeros mapas a que nos referimos, fueron trazados sobre piel de gacela y aún pueden apreciarse sus exquisitos colores. Los fragmentos hallados forman parte de los planisferios que utilizaba nuestro almirante.
Mapa de Piri Reis |
Los misteriosos mapas de Piri Reis
En los años cuarenta del siglo pasado, una serie de museos y bibliotecas adquirieron copias de estos fragmentos de un antiguo mapamundi a escala ampliada. Y en 1954 algunas de estas hojas fueron a parar a la mesa de trabajo del cartógrafo norteamericano Argington H. Mallery, especializado en antiguas cartas marinas desde hacía décadas. Los mapas en cuestión fascinaron inmediatamente a Mallery, ya que en ellos figuraban continentes, como la Antártida, que aún no habían sido descubiertos en 1513.
Estatua de Piri Reis |
Piri Reis declara que para la confección de su mapamundi se sirvió de 20 mapas diferentes, y que incluso utilizó un mapa de Cristobal Colón para el trazado de las costas e islas del mar de las Antillas; es de notar que hasta la fecha no se ha encontrado ningún mapa que perteneciera a Colón. En el mismo escrito Piri Reis proporciona a sus contemporáneos muchos detalles, hasta entonces ignorados, sobre América, de los cuales pudo haberse enterado a raíz del viaje de regreso efectuado por Colón en 1511. Esto, que es posible en teoría, no impidió que el propio Piri Reis tuviera plena conciencia del carácter extraordinario de su obra. Así pues, escribía: "Un mapa de esta clase no lo posee nadie hoy en día".
Mapa de Piri Reis donde se ve la Antártida |
En el curso de los trabajos, Arlington Mallery solicitó la colaboración de su colega Walters, del Instituto Hidrográfico de la Marina de los Estados Unidos. Ya de entrada, Walters no pudo ocultar su admiración ante la exactitud de las proporciones y distancias entre el Antiguo y Nuevo Mundo: ha de tenerse en cuenta que a principios del siglo XVI el mapa de América era todavía completamente desconocido. La misma sorpresa le produjo la localización de las islas Canarias o de las Azores. Ambos investigadores observaron también que o bien Piri Reis no utilizó las coordenadas habituales en su tiempo, o bien consideró realmente que la Tierra era redonda y lo tuvo en cuenta al trazar su mapa. Esto dejó perplejos a los dos hombres, que decidieron investigar las cosas a fondo. Para ello fabricaron una especie de rejilla que les permitía leer los datos y dimensiones del antiguo mapa transfiriéndolos a un moderno globo terráqueo. ¡Aquí sí que la sorpresa fué total! No solo los contornos de la costa americana, sino también los de la Antártida, correspondían con toda exactitud a los que hoy conocemos gracias a la ciencia moderna.
En el mapamundi de Piri Reis el extremo sudamericano de Tierra del Fuego se prolonga en una estrecha franja a modo de apéndice que casi enlaza con la Antártida, donde vuelve a ensancharse. En la actualidad es ésta una zona de mar a menudo embravecido y agitado por violentas tempestades. Milímetro a milímetro se comparó el mapa de Reis con los perfiles de tierra submarina obtenidos por los más modernos medios científicos: fotografía aérea, tomas bajo el agua con cámaras de rayos infrarrojos, sondas acústicas enviadas desde buques. ¡De todo ello se dedujo que, efectivamente, unos 11.000 años antes, o sea, a finales de la Era Glacial, existió dicho puente continental entre Sudamérica y la Antártida!
En ésta última representó Piri Reis con meticulosa exactitud perfiles costeros, islas, bahías y promontorios. Hoy día no puede verse ninguna de estas cosas. Todas ellas yacen bajo una gruesa capa de hielo.
Perplejidad sin solución
Entre tanto el gran veterano de la cartografía, profesor Charles H. Hapgood, se entregaba a su vez al estudio de Piri Reis. En una de las cartas recibidas por Hapgood, que mantenía en ese entonces correspondencia con las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos., encargadas de cartografiar la Antártida, se decía lo siguiente: "Las líneas costeras tuvieron que ser cartografiadas antes de que el continente quedara cubierto por el hielo. En esa región la capa de hielo alcanza cerca de una milla de espesor. No tenemos la menor idea de cómo esos datos pudieron señalarse en el mapa con los conocimientos geográficos de 1513".
Los mapas de Piri Reis son un incómodo indicio en favor de la teoría de una antigua visita de seres procedentes del cosmos. La cosa es clara: seres extraterrestres cartografiaron nuestro planeta, y quizá también otros, desde estaciones espaciales; en una de sus visitas regalaron copias de sus mapas a nuestros antepasados; naturalmente fueron considerados como algo sagrado, y así se conservaron durante milenios hasta que finalmente cayeron en manos de nuestro hábil almirante turco.
Fuente: Vön Daniken. "El mensaje de los dioses".
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