La carta que a continuación transcribiré es altamente reveladora. Un grupo de
militares de Estados Unidos, no corruptos pero ingenuos, le escribe a su
presidente Ronald Reagan para que reprima a la CÍA en su afán por encubrir
todo lo referente al asunto de los ovnis y para que les permita declarar acerca
de todas las mentiras que aquélla le ha estado diciendo al pueblo
norteamericano sobre el mismo tema.
Digo ingenuos, porque mal saben ellos que el ex presidente Ronald Reagan
seguía obedientemente las pautas de la CÍA en este particular, aparte de que
era capaz de mentir tanto como ella en este y otros temas de gran importancia
para la nación, tal como se pudo ver en el asunto Irán-Contras.
Por lo que podemos ver en el texto de la carta, los militares que la redactaron,
si bien conocían el hecho fundamental de que estábamos siendo visitados por
naves de fuera de nuestro planeta, desconocían las intenciones de nuestros
visitantes y, a lo que parece, sus actividades nada legales en su propio país.
jueves, 11 de junio de 2015
martes, 9 de junio de 2015
El mundo intraterreno
¿Hay un mundo intra terrestre que antecede a la actual
civilización? Tal vez un mundo desaparecido bajo tierra o incluso más allá,
bajo las aguas de los océanos. Y si es
así ¿Qué influencia pueden ejercer sobre
nosotros?
Nos remontamos a Julio Verne, quién hablaba de un mundo
interior, un viaje al centro de la Tierra, o quizás nos remontamos más cerca,
cuando se habla de seres divinos, de seres inteligentes, de civilizaciones y
culturas intraterrenas.
La verdad es que nuestra superficie donde vivimos es la
Biósfera, y si miramos hacia abajo pensamos que hay una bola macisa, eso es lo
que dice la ciencia, y si miramos hacia arriba pensamos que eso es un vasto
universo. Pero hay tantos secretos bajo
nuestros pies como sobre nuestra cabeza.
Y realmente sospecho que no solo pueden existir seres intraterrenos sino
que la cantidad de cavidades, oquedades, y puntos que existen bajo nuestros
pies es inmensa. Ha habido pueblos
enteros que han vivido en manera subterránea, en ciudades impresionantes.
Me viene a la mente la ciudad de Capadocia,
en Turquía, donde han encontrado ya como unas seiscientas ciudades subterráneas
de las cuales solo se conocen treinta y seis, y en total se estimó que había lugar
para un millón de personas. Hay casi
seiscientas entradas y llegaron a contar hasta veinte niveles subterráneos. Todo perfectamente construido con una
tecnología capaz de crear aire fresco en los niveles más profundos. Y la gente cuando va a Capadocia llega a ver
como mucho hasta el nivel ocho, pero realmente se sospecha que hay hasta veinte
niveles, pero tal vez haya más y cada vez están encontrando más cantidad de
ciudades. Esto es un pequeño ejemplo de
ciudades milenarias. Pero podría hablarles
de un hombre, en 1980, un tal John Williams, periodista, que publicó un
artículo en el cual hacía referencia sobre la Península de California, y decía que
ésta estaba literalmente flotando sobre el océano porque había gigantescas oquedades,
una vasta red de cavernas y de túneles.
lunes, 8 de junio de 2015
domingo, 7 de junio de 2015
Esto también es Fútbol
Nos permitimos también en 2012 Odisea del Espacio mostrar cosas como la que voy a contarles a continuación.
No ve. Escucha, Tiene los auriculares puestos, pero eso también lo podría hacer desde su casa, sentado en un sillón. Elige sentir. Que alguien más se lo cuente, lógico, pero ante todo sentirlo. Ni el mejor relator podrá suplir ese "uuuuuuuuuuhhhhhhhhhh" cuando la pelota se vaya cerquita. Tal vez poco. Tal vez mucho. Tampoco sabrá si realmente el asistente al que lo están insultando hasta en arameo levantó bien o mal la bandera. Seguro mal. O quizás bien, pero qué importa, no la tenía que levantar y listo. Y cuando caiga una catarata de aplausos no sabrá si se trata de un quite, de un caño o de alguno que la corrió hasta el lateral y finalmente no llegó, porque en la radio están dale que dale con los avisos. Y cuando llegue el grito más hermoso, el "goooooooooooooooooollllll lllllllll"
también gritará, festejará, y en medio del bullicio se le hará difícil
saber cómo fue. No importa, puede imaginarlo como en los sueños. Ese
pitazo fuerte, el último, le pondrá punto final hasta el sábado que
viene, donde nuevamente tendrá 90 minutos para soñar.
Para todos los que tenemos la suerte de ver y hoy nos sentemos frente a la TV, a miles de kilómetros de distancia, para disfrutar de nuestros ídolos, no olvidemos nunca lo hermoso es que mirar fútbol, pero que mucho mejor que eso es sentirlo.
Hasta la próxima.
No ve. Escucha, Tiene los auriculares puestos, pero eso también lo podría hacer desde su casa, sentado en un sillón. Elige sentir. Que alguien más se lo cuente, lógico, pero ante todo sentirlo. Ni el mejor relator podrá suplir ese "uuuuuuuuuuhhhhhhhhhh" cuando la pelota se vaya cerquita. Tal vez poco. Tal vez mucho. Tampoco sabrá si realmente el asistente al que lo están insultando hasta en arameo levantó bien o mal la bandera. Seguro mal. O quizás bien, pero qué importa, no la tenía que levantar y listo. Y cuando caiga una catarata de aplausos no sabrá si se trata de un quite, de un caño o de alguno que la corrió hasta el lateral y finalmente no llegó, porque en la radio están dale que dale con los avisos. Y cuando llegue el grito más hermoso, el "goooooooooooooooooollllll
Para todos los que tenemos la suerte de ver y hoy nos sentemos frente a la TV, a miles de kilómetros de distancia, para disfrutar de nuestros ídolos, no olvidemos nunca lo hermoso es que mirar fútbol, pero que mucho mejor que eso es sentirlo.
Hasta la próxima.
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